El Violinista en el Tejado, mucho más que un musical

El Violinista en el Tejado, mucho más que un musical

El Violinista en el Tejado 

Musical con producción uruguaya, que demuestra que es posible realizar una puesta en escena con más de 60 personas entre elenco, técnicos y personal de realización. No es fácil para el teatro nacional, con producción independiente, montar una obra en donde la música, la escena, el baile y un numeroso elenco apuestan a este tipo de desafíos que son viables gracias a la voluntad y apoyo de empresas que hacen posible concretarlas. Alejandra e Isaac Mejlovitz, desde IMAM Producciones, apuestan también a emprendimientos culturales como El Violinista en el Tejado, ellos son además dos reconocidos empresarios responsables de MacroMercado.

 


El musical estadounidense fue estrenado en Broadway, Manhattan, en 1964. Basado en la novela El Violinista en el Tejado, del escritor y humorista de literatura yiddish Sholem Aleijem, judío ruso, autor de varias obras traducidas a distintos idiomas. El personaje Tevye el lechero, muestra la vida de un trabajador judío de la Europa del Este, protagonizado por Humberto de Vargas. Tevye, a través de las vicisitudes de su familia y del pueblo en el que habita, va mostrando cómo vivía una familia judía pobre en la Rusia de comienzos del Siglo XX. Durante la obra, el personaje de Tevye logra una muy buena comunicación con los espectadores. Los hace escuchas de sus "conversaciones" con la divinidad, creando una espontanea complicidad con la platea.

A pesar de la pobreza, Tevye va llevando su vida con sentido del humor, demostrando el amor por los suyos. De esta forma el espectador va ingresando en una historia que describe circunstancias que a pesar de su realidad, no dejan de tener un toque humorístico; que junto a la música y la coreografía convierten la obra en un espectáculo entretenido. Demostrando que se puede hacer un musical con un guión que contribuye a informar y basa su propuesta en elementos que enriquecen la cultura del mundo del espectáculo.

La representación del “sueño” de Tevye es uno de los puntos altos de la obra. El protagonista debe “convencer” a su esposa de que el amor elegido por su hija es el correcto, y el “sueño” se lo “revela”.

El Teatro El Galpón es ideal, por sus características: contar con un escenario con una boca – frente grande donde el espectador tiene buena visibilidad desde cualquier fila de la sala; buena equipación, en iluminación, pero también en sonido ya que cuenta con cajas Meyer, lo que garantiza la buena calidad del audio, de las vinchas – micrófonos que se utilizan, el sonido del violín del joven Fabrizio Beschizza o las pistas con música. En el programa no figura el técnico de sonido, persona importante en un espectáculo de estas características. La adaptación musical corresponde a Carlos García y arreglos corales de Martín Angiolini.

Las casi 800 butacas del teatro estaban ocupadas, lo que demuestra el apoyo del público y lo motivador para el staff de trabajar con entradas agotadas. El espectáculo tiene una duración de dos horas y media con intervalo incluido. Una escenografía simple y efectiva con paneles móviles realizados con cortezas de árboles, diseñada por Rodolfo Da Costa, respaldada por una planta de luces de luces a cargo de Agustín Romero.


El espectáculo nos transporta a la Rusia donde un pueblo judío intenta vivir tranquilamente, trabajando duramente y manteniendo sus tradiciones religiosas. La vida de una familia numerosa, las tradiciones, sentimientos y la convivencia son llevadas al escenario uruguayo con una versión de Omar Varela, con dirección de Ignacio Cardozo, ambos con una larga trayectoria y fuertemente relacionados con este estilo de espectáculos.

La elección del numeroso elenco debe haber llevado muchos días de trabajo y muchas horas de casting para llegar a un staff que reuniera las condiciones necesarias para un musical como el que comentamos. No es tarea fácil encontrar un actor que además cante bien, más difícil aún cuando son varios con los mismos requisitos. Muchos son egresados de la EMAD, otros de distintas escuelas de teatro, comedia musical, y danza. El elenco cuenta además con 16 bailarines que se suman a los campesinos, haciendo un grupo de 23 personas. En la coreografía trabajaron Pepe Bancic y Gabriela Barboza.

Un espectáculo para compartir y recomendar. Un detalle, sobre el programa entregado: su portada – tapa, a nuestro parecer debería haber sido la obra en óleo de Jaime Kleist -ubicada en página 28- y no un aviso. A una empresa tan importante y con fuerte presencia en los medios nada le agrega, ni le quita la tapa del programa. Hubiera representado mucho más el espíritu de la obra, el óleo de Kleist.

Óleo de Jaime Kleist - www.jaimekleist.com

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